La diferencia entre un buen y un mal inversor principalmente
se baja en el trabajo, la constancia y la paciencia del inversor. Sin embargo,
el ser humano, además de saber hacer números (véase los artículos referentes a
dividendos, crecimiento, financiero y de valor)
tiene una cualidad que le diferencia del resto, es capaz o mejor dicho,
es sensible a la información subjetiva que se tiene o intuye de una compañía.
A continuación resumo los puntos fundamentales a considerar: