No nos engañemos, el camino hacia la independencia financiera no está exento de dificultades. Los ciclos que experimentan los mercados nos ponen a prueba de forma constante y cuando la bolsa sube tenemos la tentación de vender ante las jugosas plusvalías y cuando la bolsa baja tenemos la tentación de vender para no perder dinero.
Si vendemos demasiado pronto cuando las acciones suben, y las acciones continúan subiendo, seguramente acabaremos comprando nuevamente esperando la continuidad de las subidas y finalmente comprando caro, si vendemos tarde cuando las acciones bajan, seguramente perdamos de forma casi irrecuperable nuestro capital. Pero estos son los peores escenarios en el proceso de venta, ya que también podríamos haber vendido pronto en las caídas y en caso de continuar estas poder comprar más barato las mismas acciones, aumentando nuestro patrimonio futuro o si la bolsa sube, vender en la parte alta del ciclo, con lo que dispondremos de más capital que al inicio.
El problema es, al menos en mi caso, la incapacidad de elegir los momentos adecuados de forma sistemática (o al menos la mayor parte del tiempo). Yo no soy capaz de hacerlo. Puede que haya quien pueda o sepa hacerlo, y le felicito por ello, pero sin duda, el estrés y la dedicación que requiere realizar esta acción (compra y vender en los momentos más adecuados) es algo que no es nada fácil de soportar y quizás por eso hay tan poca gente que lo consigue.
La inversión en empresas que reparten dividendos y especialmente, en aquellas empresas que tienen un dividendo sostenible y creciente en el tiempo es un filtro en el proceso de inversión que aporta una protección extraordinaria. No sólo porque aporta liquidez al inversor con cierta frecuencia que puede aprovechar para reinvertir tanto en las propias acciones que le dan ese dividendo como en otras diferentes, sino también porque obliga a los gestores de las compañías a cuidar mucho mejor el resultado de todas sus decisiones ya que cada cierto tiempo tendrán que demostrar al mercado que sus acciones son las adecuadas y eso se demuestra con el capital que es capaz de retornar a sus accionistas.
No es que crea que una empresa que no reparta dividendos no vaya a estar bien gestionada, pero desde luego además de los exámenes trimestrales que tienen que pasar con la presentación de las cuentas, no viene mal la presión adicional de tener que retribuir a los "dueños de la compañía", sus accionistas, cada cierto tiempo.
Es fácil demostrar con ayuda de las matemáticas que sería mucho más rentable para una compañía no pagar dividendos, sino quedárselos para reinvertirlos en el negocio, por lo pronto, fiscalmente es más eficiente ya que no pasaría por el tamíz recaudador de Hacienda que esquilma los dividendos con lo que yo considero un impuesto injusto, porque la compañía ya paga ha pagado con anterioridad impuestos por los beneficios que reparte.
El problema para los accionistas de las compañías que no reparten dividendo está en que si la compañía tiene éxito en su desempeño y sube en bolsa, ven crecer su patrimonio, pero no disfrutan de este crecimiento ya que no reciben nada por él, y para beneficiarse tendrían que liquidar parte de su inversión (perdiendo participación en la empresa), además de tener que pagar a Hacienda por las plusvalías conseguidas.
Buffet es totalmente contrario a la distribución de dividendos en su compañía, pero a todas luces es un gran defensor de recibirlos de las compañías que tiene. Una actitud sin duda llamativa que se apoya en el hecho innegable de la capacidad de obtener rentabilidad del capital disponible del Oráculo de Omaha es sin duda excepcional. Pero probablemente, en algún momento llegará a su fin ya sea bien al disponer de demasiado efectivo, en forma de inicio de una política de dividendos o bien en forma de un desmembramiento (split) de BRK en distintas sociedades con distintas políticas de retribución.
Los accionistas históricos de BRK han visto crecer su inversión de forma espectacular a lo largo de los años, pero para obtener dinero de la misma se ven obligados a vender parte de su inversión y pagar fuertes plusvalías por cada venta. Aunque la subida ha sido tanta y tan prolongada que les da exactamente igual porque su precio ha subido muchísimo. Sin embargo, esto es una de las pocas excepciones que hay en el mercado y sin duda, Buffet y Munger tienen desde mi punto de vista la consideración de "excepción que confirma la regla".
Cambiando de tema. Esta semana el mercado ha decidido teñirse de rojo y ha perdido prácticamente todo lo ganado la semana anterior. El camino descendente está plagado de pequeños y medianos soportes a lo largo del Ibex35: 8.700; 8.550; 8.250; 8.000 y 7.750.
Después de los 7.750 puntos, hay un apoyo adicional en 7.500 y 7.200 y desde ahí no hay soporte claro hasta los 6.000.
Si el Ibex decide recortar con fuerza, debe atravesar todos estos soportes de forma clara. Esto es bolsa, todo puede ser, pero no parece el más probable de los escenarios, por muy raro que sea el resultado de las elecciones, salvo grandes sorpresas los próximos meses.
Por lo tanto, y siempre bajo mi humilde criterio, debemos aprovechar las oportunidades que nos ofrezcan estas caídas para seguir aumentando nuestra cartera a lo que considero buenos precios.
A continuación damos un repaso de las noticias que considero más interesantes de la semana... así que espero que sean de vuestro interés: